miércoles, 14 de enero de 2009

OCHENTA

El sótano de la vida ardió las últimas dos semanas. Una avalancha de pedidos nos tapó de laburo hasta límites insospechados los días previos. Tuvieron que bajar a las catacumbas empleados de otros sectores para ayudar, esclavos de otros tugurios vinieron a dejar su sudor en el piso morado del bajo mundo.
Las petisas oficinistas que teclean con sus manitas lindas no hacían otra cosa que avisar a cada rato: “En el monta papeles dejé pedidos”. Cómo si fuera necesario advertirnos de nuestra situación desesperada.
El pelado salado se fue para arriba hace un par de semanas. Lo cambiaron de sector y, se supone, de jerarquía. Lo mandaron a controlar, esto es verificar que lo sacado por los zombies de ultratumba no contenga errores. Es toda una responsabilidad, ya que si se equivoca pueden ir mercaderías de regalo a algunos clientes afortunados.
Estuvo abajo y arriba se trabajaba a buen ritmo y ahí paraba la cosa. Llegó él y murieron sepultados debajo de cajas y más cajas con mercadería a envolver. Ese es el chavón que cuando pibe fue al zoológico y lo escupió el guanaco en la carita con extrema puntería.
El que debe estar en su salsa es el chavón churro. Le cargan la chata que casi no arranca por el peso que lleva y así sale a callejear por todo el sur del Gran Buenos Aires.
Y allá va con sus pantalones pescadores y sus zapatillas verdes, y el pie en el acelerador a fondo. Y algo que se prenderá seguro en algún paraje medio desierto.
Ya nadie se queja. Debe ser que ni lo ven pasar ya, o se cansaron de marcar el número de la empresa al pedo.
Lo que es una verdadera cagada por estos días es que hayan decidido mandar gente nueva desde otros lugares de la empresa, y sacar del nuestro hacia otros sectores. Esto entorpeció el trabajo, los pibes le ponen ganas pero no saben dónde están las cosas. Se perdió celeridad. Hay que estar diciéndole todo. Y así se tarda más. Eso sí, igual pretenden que los pedidos no se atrasen y estemos al día.
Esta puede ser otra idea del iluminado Señor E.
No sé de qué me asombro, ya se sabe que en cualquier empresa la variante de ajuste es el operario/empleado. El tema es ver cuánto se puede operar con normalidad con menor cantidad de negros; se va estirando la relación cantidad de caballos-velocidad del carro hasta ver dónde palman los caballos y no se mueve más el carro, ahí se suma algún caballo más. Pero jamás los que hacen falta.
Hay gente que no entiende que comprar la fuerza de trabajo del prójimo no significa poder hacer uso de ésta hasta el agotamiento total del obrero. Que yo trabaje de 8 a 18hs. para el Señor E no quiere decir que tenga que funcionar sin detenimiento durante las horas laborales, extenuando los músculos hasta el punto de que el descanso diario no alcance. Debiendo esperar el domingo para reponer algo de salud física.
Lo más gracioso es que el Señor E cree ser un empresario respetuoso de los derechos universales del ser humano. Que no es otra cosa que la rueda trabajo sin destajo-descanso y recreación-trabajo sin destajo.
¿Dije ya en algún pasaje de este pepelerío inútil que el Señor E me cae bastante desagradable? Lo veo y necesito Hepatalgina.

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