Agarré el cuaderno y lo tuve en la mano quince minutos. Recostado en la cama, en calzoncillos, matándome los mosquitos angurrientos. Abrí el cuaderno y miré el cuadriculado, escribí esto y lo guardé. Así soy a veces. Cuando no hay ganas no hay ganas.
Prefiero escuchar música mientras aplasto los mosquitos.
viernes, 9 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario