miércoles, 26 de mayo de 2010

DOSCIENTOS SESENTA Y OCHO


La chica espera y se ríe.
El timbre sonará en segundos, aunque yo no lo sabía.
El día se acaba en los jardines de la Universidad Nacional de San Luís,
y el futuro empieza a tallarse;
sobre un pizarrón negro,
sobre un banco verde,
sobre la malicia de los poderosos y la desidia de los gobernantes.
Adentro la educación,
afuera la noche y la oscuridad.
Gobernar no es poblar,
es educar.

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