sábado, 8 de mayo de 2010

DOSCIENTOS CINCUENTA Y CINCO



El canto de los pájaros se va extinguiendo,
la llama se muda de mundo,
y el cielo cierra el día.
Algunas estrellas vienen a clase,
y yo sueño un mañana en la ceguera que me deja el fugitivo sol.
En otro lugar va a empezar la melodía.

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