miércoles, 16 de junio de 2010

DOSCIENTOS SETENTA Y NUEVE

Hace un tiempo atrás pensé y dije que un hombre solo no hace nada. Lo hice en el marco de la asunción de Barack Obama, que para mi era en una terminal de ómnibus calurosa y pesada.
Agrego: mucho menos si no quiere hacer nada.
Todo fue el espejismo que nuestra esperanza se diseñó en medio de su desierto de malos presagios.

No hay comentarios: