miércoles, 30 de junio de 2010

DOSCIENTOS OCHENTA Y CUATRO


Podría hacer un inventario de tus pecas
pero sé que no abandonaré la última
podría dejar en cada una mi súplica
y hacer de cada lunar una Meca.

Enmarañarme entre tus rulos
que tras de ti me lleven obligado
para en tu espalda terminar recostado
abrigándome tu cabello oscuro.

Entre sueño y sueño un entremés
para girar descubriendo una cintura
posarme y ver en ella con galanura
los dos senderos hacia tus pies.

Podría quebrarme ante esta locura
tomando tu cuerpo de arremetida
dejando a mi acción fementida
cargando penas por tu hermosura.

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