lunes, 25 de octubre de 2010

TRESCIENTOS CUATRO

El peligro es inminente, aún años después de su aniquilación. Tanto que su exposición es aislada como un veneno poderoso, reservado al último y solitario piso del lujoso complejo cinematográfico. Allí, donde esa única sala vive en el exilio que el reparto de espacio le reservó, se proyecta el documental sobre la vida del guerrillero más famoso.
En la pantalla más alta de la Village el hombre nuevo sigue luchando por un mundo nuevo. Eso sí, el mundo viejo y atroz es tan patético y predecible que no niega la proyección de sus ideales, y no lo hace por democrático sino por su propia lógica de supervivencia.

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