En Marcelo. T. de Alvear el angosto pasillo que nos introduce en el mundo derruido de la facultad de Ciencias Sociales se convierte en el épico pasaje de las Termópilas. Los que sufren el embate: trescientos estudiantes dispuestos a resistir los avances de los burócratas que intentan aniquilar el futuro de la educación pública, los monstruos que amenazan con represalias ejemplares a los estudiantes y a los docentes, luchadores que ponen sus cuerpos para que el "Imperio" no pase. Con un Jefe de gobierno porteño tan bizarro y hedonista como el mismísimo Jerjes, tan presto a mandar a todos sus esbirros para acometer con furia y brutalidad. Y siempre un Efialtes habrá, que se niega a dar clases públicas y pone su cuerpo en la traición.
La consigna es igual: no pasarán. Y también dejarán ellos, los alumnos encontrados hombro con hombro, todo el cuerpo hasta el final, hasta que no quede ninguno en pie. Como una ofrenda a la historia de los justos.
domingo, 19 de septiembre de 2010
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